jueves, 24 de octubre de 2013

Los títulos académicos y la política

 
Publicado en el periódico "El Occidental"
el 13 de marzo de 2013.
 
Wolfgang Vogt

Uno de los escándalos políticos que más sacudió a la opinión pública alemana a principios del año 2013 es la renuncia de la Ministra de Educación en el Gabinete de Angela Merkel. La Universidad de Düsseldorf, donde en 1980 obtuvo su grado, le quitó su doctorado acusándola de haber plagiado una parte de su tesis. Muchos investigadores alemanes opinan que estas acusaciones de plagio carecen de un fundamento sólido, y que en la tesis sólo hay algunas deficiencias. La autora Annette Schavan, no siempre citó correctamente y se argumenta que estas fallas se deberían perdonar a una principiante. De ninguna manera se puede comparar el caso de Schavan con el de Guttenberg, el antiguo ministro de Defensa Nacional, quien tuvo que retirarse de la política cuando se descubrió que más de la mitad de su tesis era un plagio. En este caso era evidente el engaño para obtener así el título. También otros políticos alemanes con tesis plagiadas perdieron sus títulos de doctor y renunciaron a sus cargos.

Fuera de Alemania no se comprende muy bien por qué los asuntos académicos influyen tanto en la vida política. La ciencia y la política son campos de actividad muy diferentes, y cuando la oposición exigió la renuncia de Guttenberg como ministro, Merkel argumentó que no había escogido a los miembros de su gabinete según criterios académicos, y que Guttenberg no era su asistente de investigación. Pero como el Ministro de Defensa se había proyectado como un hombre honesto e íntegro, y propagando estos valores se convirtió en uno de los políticos más populares de Alemania, perdió rápidamente el apoyo de sus electores. Merkel tampoco quiso perder a Annette Schavan como miembro de su gabinete, pero ésta renunció a su puesto al enterarse de que según una encuesta más del 60% de los alemanes opinaba que no debía seguir como ministra. En septiembre de este año habrá elecciones federales, y Schavan no hubiera podido convencer a los ciudadanos en la campaña electoral. En los periódicos se ha escrito mucho acerca del doctorado de la Ministra de Educación, y por lo general los periodistas opinan que debe renunciar porque su calificación académica es insuficiente para una jefa de profesores investigadores universitarios. Sin embargo pocos comentaristas opinan que las citas incorrectas en la tesis puedan ser consideradas intento de engaño, y que su tesis no es un plagio.

De cualquier manera resulta muy extraño que una tesis que su autora aprobó hace 33 años, justo ahora, cuando tiene un puesto político importante, sea objeto de una revisión tan minuciosa. Para los tribunales, después de 30 años, incluso los delitos graves se consideran prescritos. Pero no hay nada reglamentado en lo académico con respecto a la prescripción. La comisión de la Universidad de Düsseldorf que le quitó el grado a Schavan, argumenta que sólo se apega a un proceso reglamentario y cumple con su deber. Surge la sospecha de que en el fondo existan motivos políticos, pero no se puede comprobar nada. Doce de los quince miembros de la comisión votaron contra Schavan; hubo dos votos a su favor y una abstención. Se critica que se hayan basado en un solo dictamen, y que se debió tomar en cuenta al menos dos dictámenes internos y otro externo. Tampoco se invitó al director de la tesis, un profesor anciano ya jubilado, a que presentara su punto de vista. Éste declaró en público que la tesis obtuvo la calificación Magna Cum Laude (la más alta es Summa Cum Laude) y es un trabajo de muchos méritos, aunque reconoce que tiene algunas fallas. Desde esta perspectiva, el estilo de trabajo académico de los años ochenta resulta ahora cuestionable. Posiblemente encontremos en tesis realizadas durante el mismo periodo fallas parecidas, pero nadie se toma la molestia de comparar. También hay que tomar en cuenta que una estudiante de 25 años no es la única responsable de su tesis; si hay un delito también son culpables el director de tesis y los profesores que la aprobaron. La comisión acusa a la estudiante de haber querido engañar a su director de tesis, pero él no se siente engañado. El dictaminador actual opina que la tesis es un trabajo muy deficiente; sin embargo recibió una calificación muy alta y certificó a su autora la capacidad y preparación suficientes para iniciar una carrera profesional en la universidad.

No se puede negar que Schavan hizo un gran esfuerzo para escribir una tesis con un título muy ambicioso: Persona y conciencia. Estudios sobre las bases, necesidades y requisitos para formar una conciencia en la actualidad. Sin duda es un tema muy amplio, y el director debió haber obligado a su estudiante a ser más concreta. La autora utilizó como fuentes originales a Aristóteles, Rousseau, Freud, Martin Buber, Niklas Luckman y otros. Resulta difícil asimilar en el original a tantos pensadores, y existe la posibilidad de que la tesista haya recurrido a manuales para resumir la obra de estos teóricos. Obviamente no es necesario estudiar toda la obra de Karl Gustav Jung para resumirla en siete páginas, o la de Heidegger, para presentarla en veintidós. Lo que cuenta finalmente son las aportaciones propias de la autora en la segunda parte de la tesis, de 350 páginas, que es la principal. Por lo general se asegura que éstas son propias y novedosas y por lo tanto enriquecen el conocimiento. Eso por lo menos se opinaba en la Universidad de Düsseldorf, cuando Schavan obtuvo su grado de doctor.

Sin embargo ahora muchos profesores, sobre todo en el área de filosofía, opinan que sus resultados de la investigación son afirmaciones que carecen de una fundamentación científica sólida. Dudan que en una especialidad relativamente nueva, como la pedagogía o ciencia de la educación, los estándares de rigor científico sean muy altos. Tampoco se puede esperar que un trabajo de principiante, como una tesis, revolucione las Humanidades. Pero no hay que subestimar el valor formativo de la tesis que realizó Schavan con mucha dedicación y gran esfuerzo. Poca gente piensa que se trata de un simple plagio. Aún no está dicha la última palabra. Un tribunal tiene que examinar la decisión de la Comisión de la Universidad de Düsseldorf. Schavan tiene todavía esperanza de salvar su título académico.

En realidad el problema es otro: el escándalo de este supuesto plagio arroja una nueva luz sobre la vida académica en las universidades. Ahora se da a entender que en la Facultad de Filosofía de Düsseldorf se trabajó con negligencia, porque de otra manera no se explicaría que una tesis supuestamente tan deficiente haya obtenido una calificación tan alta. Nos preguntamos si el caso de la tesis de Schavan es un caso aislado o la punta de un iceberg. De todas maneras este escándalo no sólo hizo renunciar a una ministra, sino que dañó también la imagen de la Universidad de Düsseldorf. El dictaminador de la tesis es un investigador muy exigente con los demás, pero no se ha perfilado como un investigador sobresaliente. Se trata de un profesor desconocido que gracias a su dictamen implacable se perfiló como investigador de mucho rigor pero de poca producción.

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