jueves, 24 de octubre de 2013

La hora cero en el Vaticano

 
Publicado en el periódico "El Occidental"
el 6 de marzo de 2013.
 
Celina Vázquez y Wolfgang Vogt
 
Las noticias y especulaciones sobre los sucesos más recientes en el Vaticano son inagotables. La renuncia de Benedicto XVI puede explicarse de muchas maneras, pero no hay duda de que este paso sacudió a la Iglesia católica. Los católicos conservadores están convencidos de que un papa jamás debe renunciar, y que tiene que cargar con sus obligaciones hasta el fin de su vida. Pero Benedicto XVI no respetó esta regla y rompió así un tabú. "Benedicto se convierte de nuevo en José", escribe un periódico de Berlín. El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, declara que a partir de marzo el papa de nuevo será el cardenal Joseph Ratizniger, pero como antiguo papa tiene derecho a un entierro en la basílica de San Pedro.

Hans Küng, uno de los teólogos críticos más conocidos de la Iglesia católica, catedrático de la Universidad de Tubinga, elogia la decisión de Benedicto en una entrevista con el semanario alemán Der Spigel: "Si un papa ya no es capaz de ejercer su cargo, debería retirarse. Eso es lo correcto. Porque durante los últimos años del periodo de Juan Pablo II no tuvimos un papa que gobernaba, sino una curia que en lugar del papa dirigía la Iglesia".

El semanario News de Viena opina que el Papa renunció porque ya se había cansado de enfrentar las intrigas de la burocracia vaticana. Según esta revista la persona más nefasta del Vaticano es el poderoso cardenal Tarcisio Bertone, quien es responsable de los más recientes escándalos que sacudieron al Vaticano. El banco vaticano ha sido acusado frecuentemente de lavar dinero de la mafia y hasta ahora al Papa le fue imposible hacer más transparentes los asuntos financieros del Vaticano. Además, pesa todavía sobre la Iglesia el escándalo de abusos de menores. Los obispos alemanes se habían comprometido a aclarar de fondo este asunto y encargaron las investigaciones a un especialista independiente. Éste se quejó de intentos de censura, y enojados, los obispos alemanes lo despidieron.

Pero los aspectos más importantes del pontificado de Benedito XVI son los teológicos. Joseph Ratzinger se distanció cada vez más de su antiguo colega y amigo Hans Küng. Ambos habían sido teólogos progresistas en la Universidad de Tubinga, pero en la medida en que Ratzinger subía en la jerarquía de la Iglesia se fue olvidando de sus intentos de reforma y se alejó cada vez más de su antiguo amigo. Küng sigue siendo un defensor implacable del Concilio Vaticano II, mientras Benedicto XVI a veces actúa como si nunca hubiera existido, y rechaza cualquier reforma.

Küng acusa indirectamente a Benedicto XVI de vivir espiritualmente en la Edad Media, y es partidario de un papa moderno, abierto a las reformas. No quiere decir quién es su candidato para el trono de san Pedro, porque si lo dijera su candidato ya no tendría posibilidades de ser elegido. No hay que olvidar que los papas conservadores Juan Pablo II y Benedicto XVI nombraron a todos los cardenales que votarán en el cónclave, el cual sólo por milagro elegirá a un papa dispuesto a reformar la Iglesia. Pero si el nuevo papa actúa igual que los anteriores "entonces ya casi no habrá salida a la crisis", dice Küng.

Benedicto XVI fue un papa solitario y aislado de la burocracia vaticana. Küng recomienda al siguiente papa un Gabinete compuesto de hombres (y también mujeres) competentes. Sólo así se puede acabar con la Corte romana que ahora gobierna al Vaticano. ¿Quién entre los 117 cardenales del cónclave será capaz de realizar reformas profundas en la Iglesia? En algunos medios se presenta a Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, como reformador, sin embargo muchos católicos austriacos lo rechazan como alguien conservador. El favorito italiano es Angelo Scola, arzobispo de Milán, un hombre conservador y amigo de Ratzinger. Pero ahora predomina la opinión de que el próximo papa no debe ser europeo, sino latinoamericano, africano o asiático. Brasil es el país con más católicos en el mundo. El cardenal filipino Luis Antonio Tagle tiene 55 años y es muy carismático; sería por su edad un candidato ideal. Pero no hay que olvidar que ningún país es tan influyente en la curia como Italia, quien tiene a 28 de los 117 electores, mientras de Brasil, donde viven muchos más católicos, hay sólo cinco cardenales.

Existe un amplio consenso en que la Iglesia católica necesita reformas, y la jerarquía quiere presentar la imagen de una Iglesia moderna que ha superado sus estructuras medievales. Sin embargo, dentro del clero las ideas democráticas de la modernidad tienen poca cabida. Los obispos son nombrados y no elegidos como en los primeros siglos del cristianismo. El papa se parece más a un monarca que a un presidente. Se aprecia más la virtud de la obediencia que los intercambios de opinión y las discusiones democráticas. En la época de la Independencia en México, fray Servando Teresa de Mier había propuesto elegir a los obispos en asambleas populares, pero a sus contemporáneos estas ideas les parecían demasiado revolucionarias. Es la voluntad de Dios, y no la del pueblo, la que cuenta en la Iglesia.

La democracia y la participación de la mujer son los temas más polémicos al interior de la Iglesia. Parece muy lejano el momento en que se permita el sacerdocio a las mujeres, lo cual es posible en las iglesias evangélicas que surgieron de la Reforma. Pero los obispos alemanes saben que en una época donde la participación de la mujer en todas las esferas es esencial, la Iglesia no puede seguir marginándola. Por esta razón tienen el proyecto de crear un nuevo cargo de diácono al cual las mujeres también tengan acceso. La teóloga católica Uta Ranke-Heinemann está convencida que por este camino la mujer no tendrá mayor participación en la Iglesia. La autora del famoso libro "Eunucos por el reino de los cielos", una historia crítica de la moral sexual católica, opina que esta propuesta es sólo una maniobra publicitaria porque en el fondo el Vaticano no es otra cosa que una "asociación de solterones" a la cual la mujer sólo puede entrar con la aspiradora en la mano. Uta Ranke es una teóloga reconocida; una vez se lamentó de que un obispo no apreciara su labor como teóloga porque pensaba que una mujer debía primero realizar los quehaceres de la casa y sólo después dedicarse, en sus ratos libres, al trabajo intelectual. Parece que la idea medieval de que la mujer es menos inteligente que el hombre aún no ha desaparecido de las mentes de muchos obispos. Pero en un país cuya jefa de Gobierno es una mujer, no se puede ignorar la creciente influencia femenina en la vida pública.

Esperemos que con un nuevo papa la Iglesia católica logre modernizarse para salir de su crisis. Éste tendría que tomar más en cuenta la forma de pensar de los laicos y adaptarse mejor a la vida actual. El hecho de que sólo un 8% de los católicos alemanes asiste con regularidad a la misa dominical, es un dato preocupante que nos indica la distancia entre el clero y los feligreses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario