el 2 de Octubre de 2013.
Actualmente las
novelas históricas gozan de gran popularidad y sobre todo en España cada vez
más narradores investigan el pasado para encontrar temas interesantes. Este
boom de la novela histórica produce muchas obras mediocres, porque a veces los
narradores son malos historiadores o los historiadores no tienen talento para
la narrativa. Es difícil evocar el pasado de manera convincente y sólo hoy
algunos pocos autores que lo logran muy bien. Entre ellos se encuentra Jorge
Molist, quién publicó su primera novela en el año 2000 y ganó el premio de
Novela Histórica Alfonso X el Sabio en 2007. Con Promete que serás libre (editorial planeta 2011) nos ofrece un
maravilloso panorama del renacimiento español durante las últimas décadas del
siglo XV describiéndonos los estragos causados
en Cataluña por la inquisición impuesta por los Reyes Católicos. El autor nos
muestra los aspectos oscuros de la unificación política y religiosa de España.
Para Fernando de Aragón los peores crímenes se justifican si son útiles para
España y sirven a los intereses de su dinastía. La moral no importa cuando se
trata de asegurar y aumentar el poder. Las lealtades no existen y las alianzas
se deshacen. Lo único que cuenta es el poder de la corona española.
Cuando nace Joan,
el protagonista o héroe de esta novela, en un pueblo de pescadores de la costa
catalana, luchan todavía las tropas españolas contra los moros. Falta poco para
que los árabes sean expulsados de Granada, pero todavía los piratas musulmanes
son una gran amenaza. Así, por ejemplo, Miguel de Cervantes terminó como
prisionero en Argel, cuando viajó en barco por la costa española. Piratas moros
se llevaron presos a la madre y a las hermanas de Joan, cuando atacaron a su
pueblo, para venderlas como esclavas. Durante el ataque matan al padre y éste,
agonizante, exhorta a su hijo a defender la independencia y libertad con las
palabras: “Promete que serás libre.” Joan logra salvarse y entra como aprendiz
a una librería de Barcelona, donde aprende caligrafía para copiar libros. Con
el tiempo se entera que los responsables de la desgracia de su familia no son
los moros, sino los soldados del rey español. Éste, como no puede pagar el
sueldo de sus tropas, permite que uno de sus almirantes asalte a los pueblos de
la costa española para vender a sus habitantes como esclavos. De eso se entera
Joan buscando el paradero de las mujeres de su familia, que al final de la
novela no encuentra en la costa del norte de África, sino en un pueblo cerca de
Génova.
La cultura y las
letras florecen en la España renacentista y en Italia. El papa Alejandro VI es
español y el reino de Nápoles depende de la corona española. Joan sólo puede
intuir la riqueza de la ciencia y las letras de su tiempo, cuando copia
manuscritos en la librería Corró. Le prohíben aprender a leer y así su
actividad es meramente artesanal. Si supiera que esta copiando libros
prohibidos por la inquisición, el dueño de la librería temería por su
seguridad.
Cataluña no
quiere permitir a la inquisición de los Reyes Católicos a ejercer su poder en
Barcelona. Pero no puede hacer nada contra el poder militar de la corona y así
“El domingo día 5 de julio entraba triunfante la inquisición en Barcelona. Fray
Espina, el nuevo inquisidor nombrado por Tomás de Torquemada, alzaba orgulloso
la barbilla a lomos de su mula…” mientras la inquisición medieval tenía como
tarea principal la persecución de herejes cátaros, la inquisición de España
trató de erradicar posibles creencias judías y musulmanas de los cristianos
conversos y garantizar de esta manera la unidad religiosa de la nueva monarquía
española. La península dejó de ser el punto de encuentro de las tres culturas
más avanzadas de la época. Erradicando al judaísmo e islam la inquisición
sacrificó la diversidad cultural a la unidad religiosa.
La inquisición no
sólo tenía una finalidad espiritual. Actuaba contra un gran número de conversos
que ya se habían convertido en buenos católicos sólo para apoderarse de sus
bienes. El librero Corró tenía antepasados judíos, pero igual a él y a su
familia no les interesaban las prácticas judaizantes. Pero los hechos de no ser
cristiano viejo y de vender libros que a la iglesia le parecían sospechosos
eran suficientes para condenarlo a muerte y confiscar su inmensa riqueza. Joan ya había aprendido clandestinamente a
leer, y por eso fue un testigo útil en el proceso de la inquisición.
Nunca se perdonó
que sin querer había perjudicado a su benefactor. Se arrepiente de haber
aprendido a leer, pero la lectura hizo su oficio de escribano más ameno. Su
maestro, el esclavo moro Abdalá, un hombre culto y sabio le exige prestar mucha
atención a su trabajo y le dice:” La caligrafía es uno de los caminos místicos
hacia el Señor.” Así Joan se acerca a Dios por sus escrituras. Que el escribano
no ejerce un oficio cualquiera muestra el siguiente comentario de Abdalá:” Los
comerciantes inventaron los números para contar el ganado. Las letras las
crearon los sacerdotes para hablar con Dios. Por eso la escritura es sagrada.”
Más adelante se refiere Abdalá a Mahoma
quién “…ordena respetar a las religiones del libro, esto es, a los cristianos y a los hebreos que creen en
la Biblia.”
La inquisición
hacía imposible la convivencia de las tres grandes religiones en España,
porque, como le explica un sabio italiano a Joan, no tiene cuidado “al usar la
religión como instrumento político.” No existe una sola religión verdadera. Hay
muchas religiones para acercar al hombre a Dios. “el hombre ha de servir a
Dios, no a la religión que es sólo el camino para llegar a El.” El hombre tiene
la capacidad de pensar por su cuenta y nadie tiene el “derecho de decirle lo
que debe creer o leer. La Inquisición es la oscuridad.”
Pero la obra de
Molist, mucho más que un libro de historia que propaga la tolerancia religiosa
y la libertad, es una novela de aventura inspirada en las novelas caballerescas
de la época. Todos conocemos el Orlando
Furioso de Ariosto. Había otro libro italiano de éste tiempo donde se
cuenta una historia de amor parecida. Molist lo utiliza como base para narrar
la historia de amor de Anna y Joan. Éste después de muchos intentos vanos y
largas peripecias logra conquistar a su amada. Joan es un héroe medieval, quien
no sólo es librero, sino también soldado y aventurero. El cuadro colorido de su
vida y la historia de amor de gusto renacentista mantiene al lector en
suspenso. Molist logra combinar la novela histórica moderna con la novela de
aventuras del siglo XV. El libro es realmente una lectura apasionante que nos
transporta cinco siglos hacia atrás sin glorificar la política de los Reyes
Católicos, sino analizándola críticamente y señalando el papel nefasto de la
inquisición.
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